Vivir en piloto automático es tan común que a menudo pasamos por alto la belleza de las cosas cotidianas. El pensamiento automático es necesario porque el mundo laboral exige mucho de nosotros, comenzando con una eficiencia y productividad impecables. Para ser efectivo, uno debe concentrarse en una cosa e ignorar todo lo demás. Sin embargo, nuestra capacidad de concentración está íntimamente ligada a nuestra capacidad de relajación. En otras palabras, nuestra capacidad para contemplar la belleza no necesariamente contradice los mandatos modernos.
Relajación y Contracción
La calidad de un resorte se mide no solo por su capacidad de contracción, sino también por su capacidad de relajación. Lo mismo ocurre con las cualidades de la psique humana. Una mente que funciona bien es aquella que puede concentrarse y relajarse, y ahí es donde entra la capacidad de contemplar la belleza.
Contemplar la Belleza No Está al Alcance de Todos
Los niños tienen una capacidad natural para maravillarse que se desvanece con el tiempo a medida que entran en juego los condicionamientos socio-culturales. Esta capacidad para apreciar la belleza, sin embargo, es un testimonio de una capacidad mucho más profunda, la de vivir en el momento presente, suspendido en el tiempo, por decirlo de alguna manera, ni en el pasado ni en el futuro. Esta habilidad se convierte en una proeza en la edad adulta porque es cada vez más rara. De hecho, corremos para completar tareas y ganar dinero. La omnipresencia del deber y la utilidad en nuestra vida diaria ha engullido nuestra capacidad de conectarnos con lo que nos hace estar vivos y ser humanos, en lugar de ser automáticos y robóticos.
Contemplar la Belleza es la Clave para un Cambio Profundo
La capacidad de identificar, apreciar y luego asimilar la belleza es, de alguna manera, un medio para pacificar la vida cotidiana y, por lo tanto, generar un cambio profundo en las personas y luego en la sociedad. Si todos aprendieran a pausar un momento para “detener” el tiempo y simplemente contemplar la vida que pasa ante ellos, podríamos purificarnos y llevar esta belleza con nosotros para transformar lo que nos rodea. La belleza no es solo algo para contemplar; es principalmente un objeto transformador para aquellos que se detienen en él. Tiene el potencial de educarnos moralmente y hacernos mejores.
La Belleza solo se Revela a Quienes la Cultivan Dentro
La capacidad de percibir la belleza está íntimamente ligada a la belleza que uno posee y cultiva en lo más profundo de sí mismo. El interior y el exterior se nutren mutuamente. Para comenzar a desarrollar la belleza, simplemente se necesita aprender a detenerse y aparentemente no hacer nada, de modo que el torrente de pensamientos se calme y podamos comenzar a ver las cosas tal como son, no como deseamos que sean.